A la hora de realizar el peritaje de un siniestro, puede ser difícil (e incluso peligroso) para los agentes encargados de analizar una propiedad, investigar una reclamación y reunir pruebas. El acceso a un techo dañado, fotografiar las secuelas de un vendaval o inspeccionar el lugar de un incendio son algunos ejemplos.
Sin embargo, existe una nueva tecnología que proporciona una solución innovadora para hacer frente a estos casos. Se trata de los vehículos aéreos no tripulados, más comúnmente conocidos como drones, que pueden ser utilizados para obtener fotos o vídeos requeridos durante la inspección.
Las posibilidades en torno a la inspección de una construcción o vivienda dañada resultan así mucho más amplias y seguras a través de estos aviones no tripulados, que también pueden ser útiles para el reconocimiento de averías en casos más agresivos, como grandes tormentas, donde hay una gran cantidad de árboles caídos y cables eléctricos sueltos, o cuando el acceso a un área sea limitada.
Los drones pueden ser dirigidos por control remoto, así que no hay necesidad de correr riesgos innecesarios a nivel personal. En las manos de un piloto experto, los vehículos aéreos no tripulados pueden efectuar maniobras de reconocimientoy tomar fotografías detalladas de casi cualquier daño.
Con estos aparatos los agentes serían capaces de apreciar los daños de una forma más global en esas áreas y acelerar el proceso, ya que cuanto antes se facilite el acceso a la zona dañada, antes se podrán evaluar los daños causados y resolver las reclamaciones, ayudando así a los perjudicados para que puedan seguir adelante con sus vidas.