Cada vez es más frecuente oír hablar del término “Smart City” cuando abordamos temas relacionados con el sector inmobiliario. Las tendencias en torno a la construcción de infraestructuras “inteligentes” nos sitúan en un futuro no muy lejano donde el “Internet de las Cosas” y la domótica formarán parte de la realidad cotidiana en los hogares, pero esto también ocurrirá en las oficinas y lugares de trabajo de las personas.
Las nuevas tecnologías aplicadas a los edificios, no solo contribuyen a una mejor eficiencia de las empresas que las implementan en su día a día, sino que también obtienen beneficios a nivel de percepción de marca, proyectando una imagen moderna, más consolidada y preparada para adaptarse a los cambios.
La autosuficiencia es uno de los pilares del concepto de “oficinas inteligentes”, sobre todo en la producción de su propia energía, a través de métodos solares y eólicos, debidamente certificados con el sello correspondiente.
Las oficinas modernas también deben ofrecer un espacio multifuncional y mucho más dinámico, donde no solo se satisfagan las necesidades laborales, sino las personales y de entretenimiento, promoviendo así la colaboración y creatividad en la solución de problemas de todo tipo.
La teleconferencia y las salas de reunión virtuales son herramientas digitales en auge dentro del ámbito de las empresas impulsadas por mejores técnicas de compresión que reducen la necesidad de ancho de banda, la mayor calidad de la imagen y el sonido, o la reducción de los costes de conexión facilitando, una vez más, la comunicación entre personas que no se encuentran en un mismo punto geográfico, y reduciendo también los costes y tiempos de desplazamiento, entre otros beneficios.