Durante el invierno continúan las precipitaciones intensas en forma de lluvia que habían aparecido en otoño y se produce una bajada aún más severa de las temperaturas, alcanzándose con bastante frecuencia valores por debajo de los cero grados. Esta bajada acusada de las temperaturas hace que las precipitaciones puedan aparecer en forma de nieve en las cotas más altas y, esporádicamente, incluso a nivel del mar.
Si en otoño teníamos las gotas frías, en invierno, principalmente en los meses de enero y febrero, aparecen las llamadas ciclogénesis explosivas, también conocidas como “bombas” meteorológicas. Se trata de unas borrascas de formación rápida e intensa, caracterizadas por una importante bajada de la presión: más de 18 – 24 mb en menos de 24 horas. Estas borrascas vienen acompañadas de una confluencia de fuertes vientos, con rachas que superan los 100 Km/h, que en el hemisferio norte giran en sentido contrario a las agujas del reloj, y lluvias que registran intensidades superiores a 40 l/m2/h. En zonas costeras también producen fuertes oleajes.
A estas borrascas, como a los huracanes, se les pone nombre de persona, y como se puede imaginar fácilmente por sus características, suelen ocasionar una gran cantidad de daños. Klaus, Floora, Xynthia, Gong y Dirk, son algunas de las que nos han visitado en los últimos años.
Desde Mutua de Propietarios, se observa que los siniestros más frecuentes en invierno además de los ocasionados por el agua y comentados en “los siniestros más frecuentes en otoño” de los seguros de comunidades son:
- Incendios: Se produce un aumento de los incendios producidos por los aparatos de calefacción. Si utilizamos radiadores eléctricos, para evitar cortocircuitos, conviene comprobar que nuestra instalación eléctrica puede soportarlos, que la potencia contratada es suficiente y evitar la sobrecarga de los enchufes con el uso de ladrones. En el caso de utilizar estufas con llama hay que colocarlas lo suficientemente alejadas de muebles y cortinas y jamás utilizarlas para secar prendas de ropa.
- Daños por viento: Ante el aviso de fuertes vientos es muy importante tomar unas medidas preventivas mínimas. Retirar todos los elementos de mobiliario de terrazas y azoteas que no estén fijados firmemente para evitar que salgan volando dañándose o causando daños en otros bienes o en ocasiones incluso a personas. Revisar los anclajes de los elementos situados en las cubiertas, como antenas de televisión, letreros, etc. y, por supuesto, recoger los toldos.
- Heladas: Al helarse el agua contenida en el interior de las conducciones aumenta de volumen y puede provocar su rotura. Para evitar estos daños en viviendas que no estén permanentemente habitadas es recomendable cerrar la llave paso y abrir los grifos hasta vaciar totalmente la instalación.También pueden ocasionar daños importantes a las piscinas. El mayor volumen del agua en estado sólido provoca una presión sobre las paredes del vaso que pueden terminar agrietándose. También podrían dañarse los skimmers. Vaciar la piscina para dejar el nivel por debajo de éstos, protegerla con una lona o dejar en su interior unos bidones de plástico o un simple tablón de madera pueden evitarnos un disgusto.
- Daños por nieve: Provocando hundimientos por su propio peso o daños por filtraciones al También es habitual que se provoquen daños al precipitarse a la calle bloques de nieve helada. En ocasiones son de gran tamaño lo que unido a la altura elevada desde la que caen pueden ocasionar daños importantes. Si la nevada es copiosa hay que intentar retirarla lo antes posible. Si esto no es posible y hay riesgo de desprendimiento, hay que señalizar la zona en la que pueden caer los trozos de hielo para evitar el paso de personas y vehículos.
Fdo: José Luis Marín, Director Técnico y de Siniestros de Mutua de Propietarios.