Los edificios inteligentes son una realidad cada vez más cercana. En pro de una mejor y mayor conectividad, la filosofía de la smart city impregna ya iniciativas y proyectos encaminados a hacer más fácil la vida de las personas que integran las comunidades de vecinos, y que ya podemos ver implantadas en algunos casos.
Es el caso de las taquillas electrónicas en los portales de los edificios que, como si de amplios buzones se tratara (de hecho sustituirían a estos últimos) se asignan a cada vecino para recibir los recados del día a día. La cesta de la compra o los envíos de mensajería –correspondencia tradicional y paquetes de mayor envergadura- son solo dos ejemplos de tareas que podremos optimizar mediante su recogida desde nuestra taquilla al llegar a casa, ahorrando tiempo y esfuerzo, todo controlado y gestionado desde nuestro Smartphone mediante aplicaciones que nos avisarán del estado de nuestro “recipiente” personal.
Otro ejemplo lo constituyen los sistemas de vigilancia de la comunidad que, en un futuro, aspiran compartir una interfaz común a la que tendrían acceso todos los vecinos, consiguiendo una intercomunicación entre las viviendas para controlar su estado de forma individual y colectiva. Esto es especialmente útil para gestionar de forma más eficaz desde siniestros como los incendios o las inundaciones en el edificio, hasta un control más específico de la situación de nuestro hogar cuando no estamos en casa, de nuevo a través del Smartphone.
Los dispositivos para regular la iluminación y la temperatura será otra realidad que repercutirá directamente en nuestro confort y en nuestro bolsillo, pudiendo adaptar las diferentes estancias de la casa a una temperatura agradable para nosotros donde nos encontremos, a través de sensores instalados en la vivienda. Contaremos con multitud de opciones para graduar a medida la temperatura de las habitaciones, consumiendo solo lo que necesitemos y cuando lo necesitemos.
Todo esto lo haremos, como comentábamos antes, a través de un móvil inteligente, que nos permitirá vivir conectados a nuestro hogar las 24 horas del día, ofreciéndonos un control total sobre el estado de nuestra vivienda. Sin duda un gran avance que, aunque difícil de concebir unas décadas atrás, se encuentra ya a la vuelta de la esquina.