El valor del seguro ante las inundaciones: lecciones de la DANA de octubre de 2024
Recientemente, se han cumplido ya seis meses de las fatídicas inundaciones que provocó la DANA en las provincias de Valencia y Albacete a finales de octubre de 2024. Este desgraciado fenómeno provocó la muerte de más de doscientas personas, afectando además a casi 100.000 familias y empresas, en su mayoría pequeñas y medianas.
Una vez más, acontecimientos como este ponen de manifiesto la importancia de contar con un seguro que dé cobertura a los riesgos a los que, desafortunadamente cada vez con mayor frecuencia e intensidad, se exponen los inmuebles en España.
Una DANA es el acrónimo con el que los meteorólogos denominan al fenómeno natural que provoca una Depresión Aislada en Niveles Altos. Por desgracia, se trata de un fenómeno relativamente habitual y que, conocido anteriormente como “gota fría”, acostumbra a darse a finales de verano y en otoño en la cuenca mediterránea.
Este tipo de suceso meteorológico se origina a partir de una perturbación de la llamada “corriente en chorro polar” o jet stream. Un canal de vientos fríos muy fuertes que, en forma de tubo, rodea el planeta de oeste a este a latitudes medias y altas. Podemos decir que se asemeja a un río en el que el aire frío discurre a altas velocidades durante miles de kilómetros sobre Norteamérica, Canadá, el océano Atlántico y el norte de Europa. En ocasiones este chorro puede presentar ondulaciones o meandros similares a un río que en su recorrido va serpenteando el paisaje y, a veces, llega a ondularse tanto que se acaba rompiendo y formando esta masa de aire frío, es decir, la DANA. La entrada en contacto de esta masa de aire frío con el ambiente cálido y húmedo del Mediterráneo es lo que provoca las abundantes e intensas precipitaciones.

En este sentido, los expertos han confirmado que, entre el 26 de octubre y el 4 de noviembre de 2024, una DANA coincidió además con un viento de levante que inyectó mucha más energía y humedad de lo normal. Esta combinación fue la que provocó las múltiples y reiteradas precipitaciones que, como sabemos, desafortunadamente descargaron en amplias zonas del este y sur peninsular, especialmente en las provincias de Valencia, Albacete y en el archipiélago balear.
La intensidad de estas lluvias fue tal, que en algunas localidades se registraron más de 700 litros por metro cuadrado en una sola jornada. Es el caso del municipio de Turís, donde en tan sólo una hora se superaron los 184 litros por metro cuadrado. Se trata de las cifras más elevadas registradas jamás en Valencia. Solo comparables, según los registros, con los 640 litros por metro cuadrado de la “pantaná” de Tous ocurrida el 20 de octubre de 1982.

Por su parte, en las localidades más afectadas, como Paiporta y Paterna, si bien llovió de forma mucho más moderada o apenas lo hizo, la desgracia vino provocada por la ingente cantidad de agua que les llegó en tromba desde los barrancos y ríos, desbordados por las precipitaciones caídas en zonas situadas más arriba. Se estima que en el tristemente famoso barranco del Poyo el caudal llegó a superar los 2.500 m3/s, cantidad equivalente al desagüe de una piscina olímpica cada segundo. Fue precisamente este caudal de agua lo que inevitablemente provocó calados y velocidades que arrasaron con todo lo que encontraron en su camino hacia el mar.

Cabe destacar que las infraestructuras hidráulicas resultantes de la intervención del ser humano en el cauce de torrentes, barrancos y ríos naturales se diseñan para que puedan evacuar un caudal fijado por un “periodo de retorno”. Es decir, un cálculo estadístico que permite determinar el número de años a partir del que hay mayor probabilidad de que se repita un fenómeno meteorológico adverso. En este sentido, infraestructuras hidráulicas como encauzamientos y puentes se diseñan para que evacúen un caudal fijado por un periodo de retorno de 500 años asociado a los picos de máximas lluvias registradas en la zona en el momento de su diseño. Así, para una lluvia estimada, los modelos hidrológicos actuales permiten calcular qué cantidad de agua va a transcurrir por un determinado punto del cauce y su distribución posterior.
Se da la circunstancia de que los ríos y barrancos del Levante peninsular se caracterizan por estar de forma habitual prácticamente secos. Sin embargo, durante la DANA de octubre de 2024, tanto la intensidad como la duración de las lluvias fueron de tal magnitud que provocaron súbitas, intensas y masivas riadas destructivas, equivalentes a un periodo de retorno muy superior a los 1.000 años. Desgraciadamente, en la mayoría de los casos, la ejecución de proyectos hidráulicos capaces de resistir avenidas con este periodo de retorno es insostenible desde el punto de vista socioeconómico y medioambiental.

La comunidad científica lleva mucho tiempo advirtiendo que muchos de los fenómenos meteorológicos extremos están relacionados con el avance de la crisis climática. Según cálculos del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), este tipo de eventos torrenciales, que antaño se daban una vez cada 100 años, ocurren ahora cada 50 o menos años. Asimismo, las estadísticas muestran que desafortunadamente en el Mediterráneo estos temporales extremos no sólo se han vuelto más frecuentes, sino también más violentos.
Frente a esto, la ciencia meteorológica actual permite predecir si se puede formar un fenómeno de esta naturaleza, pero aún no puede precisar con exactitud ni dónde, ni cuándo, ni cuánto va a llover… Se sabe que “lloverá mucho”, y eso debe servir para que los servicios de protección civil, bomberos o los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado apliquen, en las zonas con potencial afectación, los protocolos de protección establecidos. La adopción a tiempo de todas estas medidas preventivas debe evitar la fatalidad de la pérdida de vidas, pero lamentablemente no podrá evitar las inundaciones.
Por tanto, para paliar las pérdidas materiales resulta absolutamente imprescindible contar con un buen seguro con las coberturas y capitales adecuados. Además, en catástrofes de este tipo es fundamental una rápida actuación. Para ello, es necesario disponer de una red peritos especializados que, tras la evaluación de las causas y circunstancias del siniestro, identifiquen con agilidad las coberturas correspondientes y valoren de forma precisa y objetiva los daños. Afortunadamente, la digitalización y automatización de los procesos permite realizar peritajes eficientes y de calidad.
Contando con todo ello, desde el minuto uno, SENSEDI ha aportado su pequeño granito de arena para que las familias afectadas puedan recuperar su normalidad lo antes posible. Se estima que el coste de las indemnizaciones por los daños ocasionados por la DANA asciende a más de 4.500 millones de euros. Las aseguradoras, directamente como en el caso de Mutua de Propietarios, o a través del Consorcio de Compensación de Seguros (CCS), han gestionado ya más de 247.000 siniestros, de los que casi 79.000 corresponden a daños en viviendas y comunidades de propietarios, 15.000 en comercios y almacenes, más de 4.600 en industrias y casi un millar en oficinas.
La tasación media de los siniestros peritados por SENSEDI en viviendas y comunidades de propietarios se cifra en 9.500 € por siniestro, lo que da una idea de lo sumamente importante que es disponer de un buen seguro que minimice las pérdidas materiales provocadas por este tipo de fenómenos adversos.