Tras dos años desde la entrada en vigor de la Ley de Vivienda, ¿qué efectos reales cree que está teniendo sobre la gestión de comunidades, especialmente en lo referente a pisos turísticos, morosidad y alquileres tensionados?
Desde el sector de la administración de fincas, y en el ámbito territorial catalán, con toda la legislación referente a la vivienda, estamos sufriendo para poder implantar e implementar una normativa que no refleja la realidad del mercado. Se ha legislado de una forma parcial, para parte de la ciudadanía, y el legislador no ha contado con el asesoramiento del colectivo de administradores de fincas colegiados, quienes estamos palpando en nuestro día a día la realidad del sector. Hay que mejorar la ley desde la raíz.
¿Qué medidas están adoptando las comunidades frente al aumento de costes energéticos y qué papel está jugando el administrador en la transición hacia comunidades energéticamente sostenibles?
La primera medida es la de comparar los precios de las diferentes comercializadoras, puesto que se encuentran promociones constantemente, y sobre todo en la electricidad hay diferencias considerables. Saber negociar con las compañías es un factor diferencial. En cuanto a la segunda parte de la pregunta, estamos intentando concienciar a la ciudadanía a través de las juntas de propietarios de las comunidades que administramos para que se cambie el paradigma y se invierta a futuro para conseguir esa concienciación. Hay un largo camino por delante puesto que el punto de vista cortoplacista hace que muchas comunidades no vean la inversión a futuro. Necesitamos más información y ayuda de las administraciones públicas para que el mensaje vaya calando en la sociedad. Sin esa colaboración entre administración pública y administración privada (administradores de fincas colegiados) será ardua tarea la de llegar a conseguir los objetivos marcado por la Comunidad Europea en materia de transición energética.
¿Considera que está aumentando la digitalización en la gestión de fincas y qué herramientas considera imprescindibles para una administración moderna y eficiente?
El colectivo es consciente de que hay margen de mejora, y que se debe conseguir incrementar y alcanzar la plena digitalización. Sin embargo, el día a día nos consume, y ciertamente hay que encontrar un momento para pensar, planificar y reflexionar antes de ejecutar las medidas que nos lleven a alcanzar la digitalización de los despachos. Los programas informáticos generalistas están ayudando mediante la implementación de procesos semi automáticos, pero la digitalización va mucho más allá. Un reto importante para la profesión.
¿Qué retos plantea la convivencia intergeneracional en las comunidades de propietarios actuales y cómo se gestionan desde la administración?
Lograr aunar los objetivos de diferentes generaciones que conviven en una comunidad es el reto que se plantea como prioritario. Y vamos a poner dos ejemplos claros que estamos viviendo.
La instalación de puntos de recarga de vehículos eléctricos en comunidades de propietarios de aparcamientos privados es un choque frontal entre generaciones. Los propietarios más jóvenes insisten en la mejora a largo plazo, y los propietarios mayores no lo ven como prioritario puesto que buscan el corto plazo. Y aquí se bloquea la toma de decisiones porque la inversión es alta, y aunque el estado ha puesto al alcance de la propiedad ayudas importantes, no se logra avanzar.
La rehabilitación energética plantea las mismas dudas que el ejemplo anterior ya que las nuevas generaciones tienen una visión diferente. La sostenibilidad y mejora del medio ambiente es prioritario por la amortización a largo plazo. Las personas mayores no lo contemplan en su orden jerárquico de prioridades.
Para la administración de fincas que administra la comunidad en estos casos, el reto es conciliar, aunar, mediar y conseguir acuerdos lo más amplios posibles, y como reto es apasionante. Destacaría como punto complementario, aunque al mismo nivel de importancia jerárquica la accesibilidad universal en los edificios plurifamiliares. Aquí sí que se aúnan las voluntades de los copropietarios puesto que todos estamos expuestos a barreras arquitectónicas que impiden dicha accesibilidad.