Los fondos NextGenerationEU iban a suponer un gran impulso para la rehabilitación energética de edificios y viviendas en España, pero el ritmo de los trabajos es mucho menor de lo previsto y el Gobierno ha rebajado su objetivo de rehabilitación para 2026. ¿A qué crees que se deben estos retrasos?
Se deben a varios motivos, primero a una falta de acción colectiva del sector en términos de difusión coordinada y por tanto, falta de acceso a una información y mensajes unívocos por parte de una sociedad que además, no tiene la cultura de la rehabilitación interiorizada. Este es otro problema que requiere además un trabajo para poner en valor la rehabilitación desde sus diferentes beneficios, ambientales, de ahorro energético, de incremento del valor patrimonial, en el confort, en la accesibilidad, habitabilidad y en la salud de nuestras viviendas y edificios. Y por otro lado, a una burocracia compleja que no ha facilitado los tramites y que además no se ha sincronizado, por tanto cada Comunidad ha trabajado con tiempos distintos y con tramites también distintos, dificultando la gestión de las ayudas que “per se” conllevan unas tramitación muy complicada y según nos traslada nuestra Oficina de rehabilitación, es la gran barrera actual. Es un tema controvertido sobre el que empieza a haber ruido de fondo y preguntas de algunos medios. En Madrid concretamente, se ha generado una mayor demanda que los fondos disponibles, por lo que ahora el retraso está en la gestión, todo derivado de una descoordinación inicial y adecuación de procesos que se ha tardado en asumir y coordinar bien. Hay un claro desequilibrio entre los recursos que se están destinando entre los diferentes programas que ponen en riesgo el éxito del P3, donde se acumulan retrasos y se está detrayendo el interés de las CCPP que ven como las ofertas de contrata se les encarece un 25-40% con la inflación, intrusismo, interpretación “libre” de la LOE e intervenciones de poca calidad arquitectónica y objetivos energéticos reducidos a lo mínimo de la convocatoria, con ayudas menores en programas (P4) que no reducen la demanda y no contribuyen de manera significativa a la descarbonización y que desvirtúan el objetivo del decreto (RD853), o un P5 que no ha logrado consolidarse ni desarrollar la rehabilitación “integral” deseable para el éxito final del objeto del Decreto. Además, la figura del agente rehabilitador se empieza a consolidar como un fracaso: bajo su definición han entrado profesionales y empresas de todo tipo, sin experiencia ni en elaboración de documentos técnicos y mucho menos en gestión de ayudas. Ha traído precarización a los técnicos y desamparo a los clientes. Hubiera sido necesaria más formación a gestores y a técnicos y una definición precisa, con exigencias y criterios para poder acceder a esta figura con garantías.
Todos estos problemas deben abordarse de manera integral para hacer una política conjunta de impulso de la rehabilitación y la regeneración en nuestro país
A esto se une que actualmente muchos programas de ayudas a la rehabilitación energética de edificios han finalizado sin que hayan salido publicadas nuevas convocatorias. ¿Cómo crees que se desarrollarán los programas de subvención con fondos europeos en los próximos años?
Creo que hay unanimidad en pensar que estos fondos han supuesto empezar a mover la maquinaria y no hay vuelta atrás. Y confío en que todas las administraciones están convencidas de que la descarbonización es el único camino. Da igual si la motivación es conservacionista, por sostenibilidad o económica. La ciudad del futuro está construida, y hay que rehabilitar sus edificios para hacerla resiliente, habitable, saludable, accesible y sostenible. Y porque si no, no cumplimos con Europa y con los compromisos asumidos
No tengo claro si el futuro estará en las subvenciones, que previsiblemente se van a seguir promoviendo con menor alcance. Pero el escenario seguramente vire a una progresiva descarbonización por obligación (mayor carga impositiva si no se rehabilita, prohibiciones de alquilar y/o vender sin una etiqueta energética determinada… algo parecido a lo que sucede con los coches). Y la incentivación por contra vendrá en forma de beneficios fiscales probablemente.
Aquí empezamos a percibir una brecha: las viviendas que más necesitan la rehabilitación son las que más dificultades tienen para realizarla. No se puede hablar de ahorro energético, revalorización a alguien que no consume energía porque no puede pagar la factura, aunque en su casa en invierno se coloquen en 11º y 37º en verano.
El PRTR ha supuesto café para todos. El futuro de las subvenciones pasa probablemente por favorecer a quienes tienen más dificultades e incentivar con otras fórmulas a las rentas medias y alta. O localizadas por bolsas de viviendas delimitadas en determinados barrios de la ciudad.
Se habla de descarbonización a nivel europeo, pero probablemente a nivel local se deba incidir más en el concepto de salud. Y aquí se involucran otras disciplinas relacionadas con el bienestar y el cuidado de las personas, y en cómo la arquitectura incide en ello. Probablemente se abre otro abanico de sinergias entre la arquitectura y el tercer sector y entidades e instituciones socio sanitarias
¿Qué opinas sobre que la Comisión Europea haya dado luz verde a que las deducciones fiscales a la rehabilitación de viviendas se prorroguen hasta 2024? ¿Es tiempo suficiente o habría que dilatar más los plazos?
Hasta diciembre de 2024 están vigentes las deducciones por inversión en vivienda. Pero durante todo 2025 estarán disponibles aún las deducciones por rehabilitación de edificación (las del 60% de las cantidades no subvencionadas). Creo que los incentivos, con la misma u otra fórmula van a ir más allá de esa fecha. El discurso del DG de Vivienda del Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana, Javier Martín ramiro, empieza a leerse en ese sentido.
Pero, si no agilizamos los tramites y activamos esa campaña coordinada y consensuada con todos los agentes y administraciones, de manera integral, seguirán quedándose cortos.
La nueva directiva europea sobre la eficiencia energética en los edificios plantea la creación de un Plan Nacional de Rehabilitación de Edificios que impulse la tasa anual de rehabilitación y establece unos objetivos de reducción del consumo de energía primaria de un 16% en 2030 y entre un 20 y 22% en 2035. ¿Crees que estos objetivos son alcanzables?
Actualmente no lo veo, pero insisto, si se hace un esfuerzo colectivo, como sector, y las administraciones simplifican los procesos, unifican criterios y gestiones y se promueven los beneficios de la rehabilitación para impulsar ese cambio cultural, es posible. En cualquier caso es un “mandato” y un objetivo claro, así pues, si no se logra de esta manera, se tendrán que tomar medidas que incentiven la toma de decisión de manera menos didáctica… véase el ejemplo de Francia que prohíbe el alquiler de inmuebles con calificación energética G.
En términos de aplicación de la Directiva Europea, cabría pensar que para 2030 no debería haber edificios con calificación peor a la F, y en 2035 al menos una E.
Por medio está el debate de cómo el CEE puede prostituirse, la precarización de los técnicos y las exigencias formativas para poder firmar un CEE que tiende a ser cada vez menos especializada, con los riesgos que esto conlleva para el ciudadano, incluidos riesgos reputacionales para el sector. La administración debe liderar y asumir, con rigor y medios, o generarlos, o regular para delegarlos, el papel de la función inspectora y su registro. Existe un alto riesgo de banalización.
El Libro del Edificio existente se ha establecido como una herramienta clave para promover la rehabilitación energética entre las comunidades de propietarios ¿Qué papel crees que tendrá más allá de los fondos NextGenerationEU?
El libro del edificio tiene que adaptarse al Registro digital del libro obligatorio que promueve la CE en paralelo a nueva EPDB que nos permitirá evolucionar y controlar mejor las inversiones necesarias para el mantenimiento y gestión y planificación de intervenciones en nuestros edificios. Es una herramienta que debe ser muy útil y ayudarnos a tener mejor catalogado nuestro parque construido. En la Comunidad de Madrid ya se está empezando a hablar con el Ministerio para implementar el LEE como herramienta obligatoria, un paso más allá del IEE. Será un camino largo hasta llegar a ello